Llegados los años 50, la empresa atesoraba un amplio conocimiento multidisciplinar y, con más de 400 operarios en plantilla, era una factoría en pleno desarrollo. Con el objetivo de optimizar su capacidad productiva, Carlos Niessen contrató a la Ingeniería de Racionalización del Trabajo Bedaux, que introdujo profundos cambios en la organización, como el estudio de métodos y tiempos, nuevos sistemas de remuneración del trabajo, el cálculo de costes, el control de calidad, etc. Paralelamente se inició una primera fase de información y automatización con la instalación de las primeras máquinas CNC, así como la creación de una red de ventas propia a nivel nacional que mejoró la comercialización de la marca.