La capacidad de los robots para realizar tareas repetitivas con niveles constantes de velocidad, precisión y destreza ha sido fundamental en el desarrollo de nuestra economía moderna. Desde los años 60, las tecnologías robóticas se han ido introduciendo progresivamente en una amplia gama de industrias. Hoy en día, los robots sueldan carrocerías de camiones, recogen artículos en almacenes que de otro modo estarían desiertos, sueldan placas de circuitos, realizan operaciones quirúrgicas que salvan vidas, manipulan combustibles nucleares, exploran mundos lejanos... y mil tareas más.
El analista estadounidense Grand View Research ha calculado que el mercado mundial de la robótica industrial tendrá un valor de más de 26.500 millones de dólares en 2022, con una previsión de crecimiento anual compuesto (TCAC) del 10,5% de aquí a 2030. Y aunque las estimaciones varían, es posible que haya algo así como 3 millones de robots industriales en funcionamiento en todo el mundo, con una densidad mucho mayor en las economías asiáticas de Singapur y Corea del Sur [Fuente: Informe Mundial sobre Robótica 2020 de la Federación Internacional de Robots].
Cubriendo el déficit mundial de cualificaciones
El valor económico y social de la automatización robótica nunca ha sido tan grande. En un mundo pospandémico, los robots están ayudando a cubrir un déficit de cualificaciones a largo plazo en una mano de obra mermada, donde se calcula que actualmente hay más de 10 millones de puestos sin cubrir en el sector manufacturero mundial.
Hoy en día, los robots desempeñan un papel fundamental para hacer más sostenibles una amplia gama de industrias. Reducen la necesidad de que los trabajadores humanos se desplacen diariamente, con la correspondiente reducción de la necesidad de calefacción, iluminación, aire acondicionado y medidas de distanciamiento social en plantas de fabricación y almacenes. La capacidad de un robot para ser controlado a distancia también ofrece a las organizaciones una mayor flexibilidad a la hora de desplegar operadores humanos donde resulte más conveniente, en una ubicación diferente de la empresa o totalmente fuera de las instalaciones si es necesario.
Productividad ininterrumpida
Un robot no necesita semanas de formación en el puesto de trabajo para aprender a realizar una serie de tareas complejas. Una vez puesto en marcha, es productivo desde el primer día. Puede rendir sin descanso, trabajando prácticamente 24 horas al día, 7 días a la semana, si es necesario, para acortar los ciclos de producción y maximizar la productividad. Puede desplazarse por la planta de producción o el almacén hasta donde sea necesario y cambiar de una tarea programada a otra en un instante.
Los robots pueden realizar tareas delicadas o repetitivas en entornos que entrañan riesgos para la salud y la seguridad humanas. Pueden manipular agentes patógenos y sustancias tóxicas sin sufrir daños y pueden funcionar sin las mismas consideraciones de espacio que entre seres humanos, lo que permite que más "trabajadores" ocupen la misma superficie con el correspondiente aumento de la capacidad y la producción de la planta.
Abordando la reticencia de las PYME a la automatización
La demanda mundial de soluciones robóticas no deja de crecer, lo que refleja la acuciante necesidad de la industria de hacer sus operaciones más inteligentes, eficientes y sostenibles en un mercado global competitivo. Hasta la fecha, sin embargo, los beneficios de la tecnología se han materializado principalmente en industrias pesadas como la fabricación de vehículos, junto con aplicaciones como el montaje, la inspección, el embalaje, el paletizado y las operaciones de almacén.
En cambio, la adopción de la tecnología ha sido más lenta en muchos otros sectores. Los niveles de penetración siguen siendo relativamente bajos en las pequeñas y medianas empresas, que pueden obtener los mismos beneficios -y más- que las grandes organizaciones. La idea de que los robots son costosos, inflexibles y difíciles de programar puede disuadir a las pequeñas empresas de invertir en esta tecnología. Otro de los principales motivos de preocupación ha sido la seguridad. Como cualquier otro elemento de maquinaria pesada, un gran robot industrial suele operar en un entorno protegido por barreras, pantallas y otras medidas de protección para proteger a los trabajadores humanos del riesgo de lesiones. A las PYME puede preocuparles que incluso las soluciones robóticas a menor escala conlleven riesgos similares, así como los costes potenciales de mitigarlos.
Aquí entran en juego los cobots
Estos conceptos erróneos obsoletos están siendo barridos por una nueva ola de soluciones que acercan más que nunca a robots y trabajadores humanos. Los robots colaborativos -a menudo conocidos como cobots- están diseñados específicamente para trabajar codo con codo con colegas humanos. El potencial de los cobots para ayudar a transformar la productividad de los trabajadores se pone de manifiesto en diversas proyecciones de mercado que muestran un fuerte crecimiento a medida que más empresas invierten en robótica colaborativa. La empresa de investigación MarketsandMarkets, por ejemplo, prevé una tasa de crecimiento anual del 41,5% en la adopción de cobots entre 2022 y 2028, con factores como la necesidad de hacer frente a la escasez de personal cualificado y el aumento de los costes de producción.
Al liberar a los trabajadores para que realicen otras tareas más cualificadas o gratificantes, los cobots pueden llevar a cabo tareas precisas y repetitivas sin cansarse. De este modo, las PYME pueden optimizar la calidad y consistencia de sus productos y, al mismo tiempo, hacer frente a la escasez de mano de obra al poder desplegar con mayor eficacia su mano de obra actual, lo que refuerza su competitividad en un mercado global.
Gran parte de este crecimiento puede atribuirse a los avances que han facilitado el uso de los cobots. En nuestra reciente encuesta mundial a 1.650 empresas industriales, casi un tercio de los encuestados citaron la facilidad de uso y la sencillez de programación como criterios clave a la hora de invertir en automatización robótica. Los cobots YuMi®, GoFa™ y SWIFTI™ de ABB se han diseñado teniendo muy presente la facilidad de uso, ya que se pueden programar y manejar sin necesidad de conocimientos especializados de robótica o software. El intuitivo software de programación Wizard Easy Programming de ABB facilita la configuración y permite enseñar al cobot las posiciones y movimientos necesarios en cuestión de minutos, mediante una paleta de bloques de comandos gráficos de arrastrar y soltar. Al eliminar la necesidad de conocimientos especializados de codificación, este software permite que los cobots sean programados rápidamente incluso por usuarios noveles.
Los cobots también pueden utilizarse con el software de programación offline RobotStudio de ABB, que permite probar y perfeccionar en un entorno virtual desde robots autónomos hasta células robóticas completas antes de comprometerse con una instalación física. Con opciones que incluyen una aplicación de realidad aumentada y una versión basada en la nube que permite la colaboración entre usuarios de distintos sitios, RobotStudio proporciona una potente herramienta para aprovechar todas las ventajas que pueden ofrecer los cobots y los robots industriales.
A la facilidad de uso se añade la versatilidad. Tanto GoFa como SWIFTI están disponibles con una selección de cargas útiles y alcances, lo que les permite manejar cargas más pesadas y realizar nuevas tareas que abren nuevas posibilidades para el despliegue de la automatización colaborativa, en particular para las PYME y los usuarios noveles. A través del programa Ecosystem de ABB, los usuarios también pueden acceder fácilmente a una gama ampliada de funcionalidades gracias a la disponibilidad de soluciones periféricas y de software certificadas.
La seguridad ante todo: trabajadores y robots codo con codo
Igual de importante, los cobots de ABB están equipados con una serie de funciones de seguridad que garantizan su uso en estrecha proximidad con las personas, como si dos o más trabajadores compartieran espacio en una cadena de montaje o en un banco de trabajo. En caso de posible contacto con un trabajador humano, tanto los movimientos de YuMi como los de GoFa se detendrán en milisegundos hasta que su compañero humano considere que la situación es segura. En el caso de SWIFTI, el robot colaborativo industrial de ABB, su sistema de detección de proximidad, que incorpora un escáner láser y el software SafeMove de ABB, moderará la velocidad y el movimiento del robot, deteniéndolo si detecta a un trabajador dentro de su área de trabajo inmediata. La circulación sólo se reanudará cuando el trabajador vuelva a una distancia segura.
En el caso de YuMi y GoFa, los robots presentan superficies suavemente redondeadas y se han eliminado los puntos de pinzamiento que podrían atrapar la ropa o partes del cuerpo.
Ayudando a los humanos a ser más humanos
El futuro de la robótica colaborativa es casi ilimitado. La agilidad, facilidad de uso y rentabilidad de los cobots actuales brindan a las pequeñas empresas la oportunidad de hacer sus operaciones más competitivas y resistentes en un mundo incierto y en rápida transformación. Al permitir a las personas hacer más cosas con la ayuda de la automatización robótica, los cobots presentan nuevas posibilidades para aumentar el rendimiento de los trabajadores, lo que permite a las empresas desplegar a sus empleados de forma más inteligente.
Y a medida que los avances en inteligencia artificial y aprendizaje automático hacen que los cobots sean cada vez más inteligentes y adaptables, estamos empezando a descubrir una amplia gama de aplicaciones en las que la automatización robótica puede ayudar a los humanos a centrarse en lo que mejor saben hacer: ser humanos.