ABB se constituyó una sociedad pública-provada con el gobierno del estado y una ONG para introducir una solución solar distribuida para caseríos dispersos. El coste de instalar paneles solares, baterías y accesorios lo compartieron a partes iguales ABB, la ONG y la población de la zona.
Después del éxito de un proyecto piloto, en 2005 se desplegaron paneles solares en varias aldeas más y se ayudó así a que 1.100 viviendas y 7.000 personas tuvieran acceso a una energía limpia, barata y fiable.
La energía solar ha aportado numerosos beneficios. La productividad de tejedores y sastres ha aumentado en alrededor del 30-40 por ciento, ya que ahora pueden trabajar por la noche y evitar las sofocantes temperaturas diurnas de hasta 50 °C. La carga de los teléfonos móviles es rápida, y los comerciantes pueden estimar los precios del mercado y aceptar pedidos de los clientes.
El número de niños que van a la escuela ha aumentado espectacularmente y los alumnos pueden ahora estudiar después de la puesta del sol; las enfermeras de los centros de salud pueden tratar a los pacientes por la noche y enviar consejos a los pacientes en cualquier lugar mediante teléfonos móviles cargados eléctricamente.
Los paneles solares han sustituido al queroseno como fuente de luz en muchos hogares, con la consiguiente reducción del riesgo para la salud y el peligro de incendio.
En 2013, ABB realizó una encuesta entre los beneficiarios para determinar el efecto de los paneles solares. El impacto económico mayor se produjo entre las personas que ya tenían un empleo. Nadie quería volver a las fuentes de energía anteriores.