Desde que se electrificaron los hogares en la década de 1920, la seguridad eléctrica ha sido una necesidad creciente. Con la invención del primer interruptor termomagnético (MCB)reseteable, patentado hace 100 años, en 1924, Hugo Stotz hizo historia y revolucionó el mundo de la seguridad eléctrica.
Hasta entonces, el reto era cambiar el fusible cada vez que se producía un fallo. La combinación de un disparador térmico y uno magnético en un solo dispositivo se convirtió en el "interruptor termomagnético", capaz de desconectar corrientes elevadas sin necesidad de sustituciones repetidas. La omnipresente y conveniente electricidad que alimenta las luces, los refrigeradores y otros electrodomésticos que tan a menudo damos por sentado no sería posible sin este guardián oculto. Desconecta el circuito casi instantáneamente en caso de cortocircuito o sobrecarga, protegiendo a los ocupantes y sus pertenencias de incendios, descargas eléctricas y otros daños.
La producción de MCB y dispositivos de protección modernos sigue el espíritu de innovación de Hugo Stotz y se lleva a cabo no sólo en Tucumán, Argentina, sino en todo el mundo.