Morten Wierod, presidente del área de negocio de Motion de ABB, explica cómo las mejoras tecnológicas nos permiten cumplir y superar objetivos de eficiencia energética. Ahora, la cuestión principal no es si podrán adoptarse dichas mejoras, sino cuándo se adoptarán.
Publicado originalmente en el Financial Times el 1 de junio de 2021

A lo largo de la historia, los seres humanos han tratado de superar el desafío que supone convertir la energía en movimiento empleando los medios más eficientes posibles. Comenzando por el uso de molinos de viento y agua en las primeras civilizaciones, hasta la invención de la máquina de vapor en 1772 y la adopción del motor eléctrico en la década de 1910, cada sucesiva invención ha sido más eficiente que la anterior y ha acelerado nuestro desarrollo como especie.
Hoy en día, esta necesidad de eficiencia energética es más apremiante que nunca, puesto que el mundo espera descarbonizar industrias e infraestructuras. La buena noticia es que la tecnología necesaria para reducir de manera apreciable el consumo de energía ya está actualmente disponible.
En un intento por cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, la UE se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 y se ha marcado dos objetivos provisionales cruciales para 2030. En primer lugar, el bloque tiene previsto reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 55 por ciento; en segundo lugar, pretende mejorar la eficiencia energética al menos un 32,5 por ciento. La Semana Verde de la UE de este año abordó la necesidad de conseguir sistemas industriales sostenibles y de promover tecnologías más limpias.
Ahora bien, la UE ha reconocido recientemente una tecnología que desempeñará un papel clave en la consecución de sus objetivos en materia de eficiencia energética. Se trata de una tecnología que rara vez tenemos en cuenta, pero que, sin embargo, tiene una presencia innegable en nuestra vida cotidiana: los motores eléctricos.
Los motores eléctricos están por todas partes. Accionan los compresores que mantienen fría nuestra comida, que mueven las bombas que nos suministran agua dulce y que hacen funcionar los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado que evitan que pasemos frío (o calor). No obstante, el problema es que son demasiados los sistemas impulsados por motor que son poco eficientes y malgastan demasiada energía. En toda la UE, hay unos ocho mil millones de motores eléctricos en toda clase de aplicaciones que, según las propias estimaciones de la Comisión Europea, suponen casi la mitad del consumo de energía de la UE.
Ante esta situación, la importancia de la eficiencia energética se ha puesto en conocimiento de los gobiernos y organismos de la industria que aspiran a conseguir cero emisiones netas para la economía mundial. En mayo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó un informe trascendental que señalaba que una mayor eficiencia energética permitiría a la economía mundial crecer un 40 por ciento para 2030 utilizando un 7 por ciento menos de energía que en la actualidad. El mensaje de la AIE a la industria es que se adopten tecnologías de emisiones próximas a cero, como las de los motores, al tiempo que aconseja la necesidad de mandatos que lleven a reducir su consumo total de energía para 2030.
Uno de esos mandatos, el nuevo Reglamento (UE) 2019/1781 sobre diseño ecológico, estará plenamente en vigor el 1 de julio de 2021 para los motores de inducción de baja tensión y los convertidores de frecuencia. La nueva referencia industrial requerirá una amplia gama de motores eléctricos para cumplir con el estándar de eficiencia premium IE3.

Pero, en la práctica, ¿qué significa este reglamento? Mediante la implantación del uso de motores de mayor eficiencia, y de convertidores de frecuencia que controlen su velocidad y par para ahorrar aún más energía, la UE aspira a ahorrar 110 teravatios-hora para 2030. Eso es lo mismo que todo el consumo anual de electricidad de los Países Bajos.
Con todo, el 1 de julio solo es el primer paso en un proceso de transición de dos años hacia una eficiencia aún mayor. El Reglamento de diseño ecológico se dilata en el calendario hasta julio de 2023, cuando se subirá el nivel de base para determinados motores a una eficiencia súper premium IE4. El papel de liderazgo que está asumiendo la UE en este tema es ambicioso y sienta un precedente para todos los países que confíen en reducir las emisiones de carbono.
Por suerte, ya existe la tecnología necesaria para ayudar a alcanzar dichas metas, e incluso superar las exigencias normativas actuales y que se requerirán dentro de dos años: con los conjuntos de motores y convertidores de eficiencia ultra-premium IE5 que ya hay en el mercado. Esto plantea una pregunta: ¿por qué quedarse en el IE3 si la industria puede ir un poco más allá? Deberíamos aprovechar la tecnología disponible en la actualidad para ir un paso por delante de los reglamentos y, al mismo tiempo, reducir el consumo de energía lo más rápido posible.
Invertir en lo último en tecnología puede tener un impacto enorme. Un reciente estudio de ABB sobre eficiencia energética señala que, si los más de 300 millones de sistemas industriales que actualmente funcionan con un motor fueran sustituidos por equipos optimizados de alta eficiencia, el consumo mundial de electricidad podría descender un 10 por ciento. Eso supone aproximadamente el 91 por ciento del consumo anual de toda la UE.
Al igual que el viento, el agua, el vapor y la electricidad nos permitieron viajar más rápido, construir más alto y volar más lejos, esta nueva generación de motores y convertidores de frecuencia energéticamente eficientes podrían ser los héroes en la sombra en la siguiente etapa del viaje de la humanidad. Además, estas soluciones nos permitirán mantener el mundo en marcha sin necesidad de sacrificar nuestro activo más valioso: el propio planeta. Puesto que la tecnología necesaria para lograrlo ya está esperando su momento, la cuestión no es si el mundo dará el siguiente paso para acelerar la transición hacia un futuro más sostenible, sino cuándo lo dará.